Por Ángeles Rodas
Poco a poco se están retomando las actividades luego de que la pandemia de COVID-19, que tomó por sorpresa a todo el mundo, nos obligara a hacer una pausa larga y a permanecer en casa el mayor tiempo posible, si estaba dentro de nuestras posibilidades, y a salir sólo para realizar nuestras actividades esenciales.
Con algunas excepciones, gran parte de la población se quedó en su hogar; muchos conocieron por primera vez la modalidad de trabajo en casa y con ello se ahorraron el preciado tiempo que gastaban en el transporte de la casa al trabajo y viceversa. Por primera vez, tenemos tiempo libre para hacer lo que queramos. En este hacer podemos englobar pasatiempos olvidados como armar rompecabezas, dedicarnos al jardín, hacer manualidades, aprender nuevas recetas de cocina, tomar un curso en línea o leer. Esta última es la actividad que interesa a este artículo.
La lectura siempre ha sido una actividad que se realiza en el tiempo de ocio. A pesar de que las librerías, bibliotecas y otros espacios dedicados a los lectores cerraron por la contingencia, siempre existe la posibilidad de adquirir libros en línea y recibirlos por paquetería o comprar libros electrónicos. Las bibliotecas digitales y las plataformas de lectura en línea también son un recurso importante para quienes buscan llenar sus estantes virtuales con nuevas lecturas.
En este panorama, en el que el espacio en casa delimita las actividades a las que podemos dedicar el tiempo libre, la lectura es una de las actividades preferidas. Aún no hay oportunidad de visitar esos lugares predilectos de los lectores, escoger un libro, hojearlo, asistir a alguna presentación o charla con algún escritor; sin embargo, siempre tenemos la oportunidad de leer, ya sea un libro, una revista o las noticias en línea. La lectura es una actividad inagotable.
¿Qué papel están desempeñando los editores, los autores, los propios lectores ante este panorama? Hago esta pregunta porque ha sido interesante observar cómo las dinámicas de lectura cambian y se adaptan a las circunstancias, y en este sentido es importante señalar la función de las redes sociales en la cuarentena. Como ya dije, al parecer no es posible asistir a una charla con el autor, a una presentación o algún evento parecido, pero durante el encierro se han generado muchas propuestas que traspasan las barreras del hogar. En realidad, sí es posible tener una charla con el autor o presentar un libro si ambas cosas se hacen de manera virtual como muchas otras reuniones de trabajo, como muchas de nuestras actividades durante el aislamiento.
En redes podemos ver el desahogo de las consecuencias de la pandemia con memes, consejos para no aburrirse durante la cuarentena y también, algo que llama la atención, numerosas actividades relacionadas con las nuevas formas de lectura en este siglo. Las transmisiones en vivo por Facebook Live, Instagram TV o YouTube, por mencionar las plataformas más populares, han sido la constante para presentar o compartir un libro o una lectura en un periodo en el que no se puede realizar actividades fuera de casa. Una ola de iniciativas desde varios frentes se desató en internet y acercó a los lectores a nuevas formas de entender la lectura. Ahora no es solamente una acción solitaria y silenciosa, sino que se ha convertido, en numerosos momentos, en una lectura más dinámica, colectiva y oral. Estas formas de interacción rompen las barreras del confinamiento y acercan a lectores, autores, bibliotecarios, promotores de lectura, etc., para compartir un gusto en común, con infinitas posibilidades: la lectura.
Algunos ejemplos de esto son las transmisiones que el autor Oliver Jeffers realizó en vivo por Instagram. La dinámica consistía en la lectura de una de sus obras, seguida por una sesión de preguntas y respuestas para quienes desearan saber algo más sobre sus libros y su proceso creativo. También han proliferado los retos de lectura, hashtags como #yoleoencasa, #leamosjuntosdesdecasa, #lecturasdecuarentena, #hoyleemos, #amorporlalectura, #clubdelectura son algunos de los más populares. Se han organizado concursos literarios, entrevistas y presentaciones virtuales, entre otras actividades. La Fundación IBBY en México tiene una serie de lecturas llamadas “Poesía en tu sofá”, en la que diferentes artistas invitados leen poesía en directo por Instagram TV; además de que abrieron una sección en su página en la que el público tiene acceso a material como sesiones de cuentacuentos y otras actividades relacionadas con la lectura. El 6 de junio se llevó a cabo la primera jornada virtual literaria. Éstos son sólo algunos ejemplos de la actividad cultural literaria que se ha desarrollado en el terreno virtual.
Las redes sociales se han convertido así en un medio valioso para el medio editorial y literario en momentos en los que la crisis del mercado editorial parece agudizarse. Ante la imposibilidad de realizar los eventos de la forma tradicional, se han comenzado a aprovechar los recursos que se tienen a la mano para difundir y promover la lectura. Este tiempo de pandemia nos ha demostrado el potencial de los medios electrónicos para hacer lecturas diferentes y conectar de forma distinta entre lectores, creadores y mediadores. Esta forma de interacción habría sido imposible si la pandemia hubiera ocurrido 20 años atrás, pues no existían las herramientas tecnológicas que tenemos ahora. Las redes sociales y la tecnología moderna son herramientas con las cuales podemos romper las barreras del distanciamiento social que se impuso en la mayoría de los países y nos acercan a otras personas para hacer frente a la incertidumbre que genera el confinamiento.
Otro aspecto notable de este periodo es el valor de la lectura en sí a pesar de tener competidores fuertes como los servicios de transmisión de entretenimiento como Netflix o Amazon; los servicios de mensajería como Messenger o las redes sociales en general. Leer sigue siendo una de las tres principales actividades de ocio a las que las personas han dedicado el tiempo libre durante la pandemia a nivel mundial, según un estudio consultado en la página de la Fundación Germán Sánchez Ruipére. Se agradece que en tiempos inciertos como éstos tengamos las herramientas de comunicación e interacción que otras generaciones no tuvieron. Es un buen momento para explorar y entender mejor cómo funcionan las redes sociales y los recursos tecnológicos que tenemos a la mano y aprovecharlos para difundir, debatir, hacer comunidades lectoras, etc. Ahora las posibilidades de compartir el gusto por la lectura son muchas, y también podemos cambiar nuestra forma de leer: pasar de la lectura solitaria y en silencio a una lectura virtual, oral y colectiva.
Imagen de jeonghwaryu0 en Pixabay
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.