Por Luis Carlos Carabel
Una de las más grandes desilusiones del futuro ha sido, en mi opinión, la de los autos voladores. Me voy muy lejos, si consideramos que todavía no estamos cerca de la patineta voladora de Volver al futuro. Antes del año 2000 nos imaginábamos las calles atestadas de autos volando entre calles y edificios en varios niveles, en horizontal y en vertical. El cine ayudó mucho a construir esas imágenes, pero ya estamos a 21 años del cambio de siglo y nada de eso tiene fecha de inauguración. Es curioso que estemos más cerca de vivir en Marte que de subirnos a un coche para ir volando a la tienda. Como esta columna versa sobre libros electrónicos, hablaré sobre otra desilusión particular: el Daily Prophet, el periódico en movimiento que sale en las películas de Harry Potter.
Por muchos años quisimos creer que las tabletas eran esos libros, revistas o periódicos en movimiento que aparecían en las películas, pero la verdad es que no. El futuro nos ha quedado a deber el papel impreso en tinta en movimiento. Lo más cercano que existe son los lectores con tinta electrónica, pero debo reconocer que al dispositivo todavía le falta eliminar gran parte del material que lo compone. Lo que quiero en realidad es justamente lo que vi en Harry Potter: papel con imágenes en movimiento.
En las dos décadas de este siglo ya se han inventado algunas cosas en este sentido. Se han creado algunas pantallas flexibles con tinta electrónica y algunos tipos de papeles que en realidad no dejan de ser plásticos. Uno de los avances más interesantes de los últimos años fue el reMarkable, una tablet algo así como un bloc de notas digital: una pantalla de tinta electrónica que sólo sirve para escribir y leer. Es casi todo lo que siempre he querido, pero sigue siendo una pantalla, y yo quiero papel. Insisto en que si nos vamos a mudar a Marte, podríamos llegar ya con un periódico mágico como el Daily Prophet.
Me acordé de esto porque hace unos días se anunció el PocketBook Color e-reader, un lector de libros electrónicos con la característica (muy destacable a estas alturas) de presentar imágenes a color. Ya sé que a nadie le importará esto si se compara con cualquier smartphone o tableta regular, pero en comparación con cualquier e-reader, esto representa un avance notable porque ofrece la posibilidad de leer dos de los formatos más interesantes de estos días: cómics y novelas gráficas a color. Además de esto, también permite conectar audífonos para reproducir música.
Sin embargo, el PocketBook Color es sólo un paso más pero de ningún modo el dispositivo definitivo para leer libros electrónicos a color. Además, su diseño recuerda al de los Blackberry de hace muchos años. Por desgracia, cualquier celular o tableta ofrece una mayor capacidad, resolución y muchísimas más funciones, aunque con el respectivo daño a nuestros ojos.
De entre el PocketBook Color y la ReMarkable, me entusiasma mucho más la tecnología de la segunda, porque finalmente el Daily Prophet, según lo recuerdo, se imprimía en blanco y negro y ese pequeño detalle no reduce en nada la sorpresa que provocaba ver las fotografías al moverse en el papel. El color es un lujo al que aspiramos los lectores de libros electrónicos más por curiosidad que por necesidad. Tal vez diga esto porque toda mi vida he sido aficionado a los libros en blanco y negro, y no a las revistas a color, pero pienso que, si me interesaran las imágenes a color, no estaría escribiendo esto y más bien estaría satisfecho con la pantalla del celular.
Tendré que esperar a tener la ReMarkable en mis manos para probarla, y mucho más para desear algún e-reader a color.
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