Vladimir Villalobos López
Hace unos días escuché una presentación sobre cómo apelar a la nostalgia se ha vuelto uno de los métodos favoritos para llegar a la mayoría económicamente activa. Traer de vuelta caricaturas como Rugrats o Dinosaurios son sólo un par de ejemplos.
Como ese aroma a sopa de fideo que nos regresa a los días de infancia en los que la familia se reunía en la mesa para compartir alimento, nos ofrecen productos y creaciones de ese entonces esperando que volvamos a ellos como cuando éramos pequeños, con la diferencia de que ahora el “¿me compras ese juguete, papá?” se ha cambiado por la posibilidad de darnos ese lujito nosotros mismos, o de quererlo para acercar a nuestros hijos aquellos personajes que en su momento nos marcaron cuando teníamos su edad.
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