En el ámbito académico y en el editorial la extensión de los textos suele medirse por el número de cuartillas que ocupan, a pesar de que el nombre de cuartilla proviene del papel en que se imprime, no de la cantidad de texto que contiene. En estricto sentido, una cuartilla era la cuarta parte de un pliego, la mitad de un folio (o plieguecillo), el doble de una octavilla (octava parte del pliego). Es decir soporte, no contenido.
Desde luego, las dimensiones de cada pliego hacían variar el tamaño de los folios, las cuartillas y las octavillas, así como el texto que cabía en cada uno de estos papeles, por lo que, después de un tiempo de dificultades, se pensó que era más fácil medir la cantidad de texto que cabe en una hoja estándar que comparar los distintos tamaños de papeles. Como hoja estándar se tomó a la cuartilla, se especificaron unas medidas concretas y se ha tratado de determinar el número de líneas, de palabras y de caracteres que la forman, pero aún no se han podido fijar números exactos.
En el mundo editorial, sin embargo, es indispensable saber con exactitud la cantidad de texto con que se trabaja, pues el número de páginas, el tamaño del libro, el tipo de papel, etcétera, no le dicen casi nada a un editor sobre la extensión de lo que tendrá que revisar. Por ello, y ante la falta de acuerdos internacionales, todas las editoriales (incluidos nosotros) fijan lo que para ellas constituye una cuartilla, que en promedio consta de lo siguiente:
- 28 líneas (o renglones);
- 60 caracteres (o golpes) por línea, y lo más importante:
- 1 700 caracteres por cuartilla.
Como es de esperar, no todas las cuartillas de un texto tienen 28 líneas, ni 65 caracteres por cada una de ellas, y mucho menos 1 800 caracteres en total, pues las combinaciones de palabras, espacios, párrafos, saltos, etcétera, son casi infinitas, pero en el cálculo editorial suele contarse el número total de caracteres de un manuscrito y dividirse entre el número de caracteres fijado por cuartilla para obtener el número de cuartillas que se editarán. Esto facilita el cálculo del texto a leer, el presupuesto ofrecido al cliente y el tiempo que se le dedicará al proyecto, pues aunque 1 700 caracteres se impriman a triple espacio en un pliego sin doblar, el texto será el mismo que si se imprimen en una hoja tamaño carta a 10 puntos.
De nuevo pensando en el ámbito editorial, las cuartillas deben presentarse a doble espacio (interlínea de 2 puntos), generalmente en una tipografía con patines de 12 puntos y con márgenes de 2 a 3 cm por lado, todo ello para facilitar la revisión manual del texto impreso, pues es mucho más sencillo hacer anotaciones en una hoja con el espacio suficiente entre líneas para tachar, borrar, escribir, subrayar o reescribir el texto. Si vas a solicitar un presupuesto de servicios editoriales o te piden una cantidad exacta de cuartillas para elaborar cualquier tipo de texto, piensa en estos datos y evita hacer más grande la letra “para que sean más cuartillas” o ampliar los márgenes y reducir el interlineado “para que sean menos cuartillas”. Nadie con conocimientos editoriales caerá en la trampa.
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