La escritura debe ejercitarse como si fuera un deporte (la práctica hace al maestro, dice el dicho). Según algunos, para escribir bien es necesario leer mucho, para otros, basta con escribir lo suficiente. Como ocurre con cualquier proceso intelectual, los métodos y el talento varían en cada persona, pero eso no implica que no podamos aprender a juzgar nuestra propia escritura para mejorarla con la práctica. Los siguientes consejos son apenas una guía para que de ahora en adelante revises tus propios textos y cuides mejor tu redacción.
Revisa la ortografía y la puntuación
Un lector común notará fácilmente cuando cometes faltas de ortografía y a un lector más avanzado le molestará un mal uso de la puntuación. Las reglas de acentuación y de puntuación son bastante sencillas y en muchos casos los errores aparecen por descuidos, no por desconocimiento. Tener una buena ortografía y usar adecuadamente los signos de puntuación evitan que el lector se distraiga, de modo que lo mantienes concentrado en la historia y no en los acentos o erratas que va “cazando” en el texto.
Cuida los tiempos verbales
Es bastante común descuidar los tiempos verbales en oraciones largas. Un ejemplo: “Al despertar, Martín se levantó de la cama y se viste con su mejor traje. No se da cuenta de que a Susana le desagradaba la ropa formal. Tomará el primer autobús y la visitará sin avisarle”. Aunque muchas veces estos cambios son parte del estilo al escribir, debes saber usarlos y decidir conscientemente qué tiempo es más adecuado para lo que intentas narrar: “Al despertar, Martín se levantó de la cama y se vistió con su mejor traje. No se daba cuenta de que a Susana le desagradaba la ropa formal. Decidió tomar el primer autobús y visitarla sin avisarle”. Esto no significa que la segunda frase sea mejor que la primera, pero sí que el autor cuidó mejor su escritura.
Concordancia de género y número
Siempre rige el sujeto de la oración, es decir que los artículos, adjetivos, verbos y todo lo que lo acompañe debe concordar con él. Todos sabemos que se dice “el niño” y “la niña”, “las manzanas” y “los limones”, pero en sujetos compuestos esto se complica: “Los niños y las niñas son bonitos” (a pesar de las luchas de género, en español la concordancia en plural sigue siendo en masculino con un solo elemento de este género que haya en el sujeto), “un grupo de mujeres cantaba”, “la mayoría de los habitantes votó”, etcétera. En el ámbito editorial, estos detalles marcan la diferencia entre un escritor profesional y uno que no lo es.
Evita las muletillas y las frases hechas
“Para empezar, es muy importante hacer notar que, desde mi muy personal punto de vista, la mayoría de las veces que escribimos por una u otra razón llegamos a utilizar frases hechas o muletillas que en muy pocos casos aportan aunque sea mínimamente algo sustancial a la oración”. ¿Entendieron? El lector agradece siempre una redacción clara porque así comprende mejor el sentido de las oraciones. Las muletillas, además de distraer al lector de la idea principal, revelan un bajo conocimiento del lenguaje. Algunas frases que puedes evitar en casi todos los casos son: “De una u otra forma”, “El hecho de que”, “Podría decirse que”, “desde mi muy personal punto de vista”, etcétera.
No repitas muchas veces palabras repetidas
Quizá no lo has notado, pero al escribir solemos abusar de ciertas palabras, a veces por falta de vocabulario y otras por descuido. Palabras como importante, que, realizar (efectuar, hacer, llevar a cabo, etcétera), pensar (creer, considerar, etcétera), adverbios terminados en -mente y otras abundan en la mayoría de los textos. Busca sinónimos, cambia la redacción, reescribe si es necesario, te aseguro que esto mejorará mucho tu texto, además de que demostrarás una riqueza de vocabulario y te harás de un estilo propio.
Cuida las oraciones subordinadas
“Juan era un niño que, cuando jugaba en el parque donde lo llevaban sus padres, ensuciaba los tenis que le gustaban mucho”. Antes de escribir debes tener clara la idea que deseas expresar; cuando la tengas, piensa en cómo escribirla para que el lector entienda exactamente lo que tú pensaste; luego escríbela y sé sincero, ¿hay una forma más adecuada de redactarla? Si es así no dudes y reescribe: “Juan ensuciaba sus tenis preferidos siempre que sus padres lo llevaban a jugar al parque”, “Cuando sus padres lo llevaban a jugar al parque, Juan ensuciaba sus mejores tenis”, “Le gustaban mucho esos tenis, pero no podía evitar mancharlos en el parque donde lo llevaban sus padres”. Siempre piensa qué deseas expresar y qué sobra en tu redacción. Las oraciones subordinadas alejan el sujeto del verbo que lo acompaña, por lo que muchas veces terminan siendo confusas para el lector.
En cualquier caso, si la ortografía no es lo tuyo pero deseas escribir profesionalmente, puedes recurrir a los servicios de un editor profesional. Por más que leas tu texto, que lo lean tus amigos o familiares y que utilices el corrector de Word, tu texto tendrá errores básicos que un lector avanzado descubrirá de inmediato y que un corrector de estilo solucionará sin problemas.
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