En el tercer video de la serie “Rostros de la edición” nos acompaña Héctor Pons, librero con 23 años de experiencia en el medio editorial, actualmente comprador en Librerías El sótano y entusiasta del mundo del libro.
Te invitamos a que sigas esta serie en la que conoceremos más sobre la trayectoria y experiencia de quienes hacen libros. Cada lunes estaremos presentando un video nuevo.
Agradecemos a Héctor por haber aceptado participar en este ejercicio.
¿Cómo incursionaste en el medio editorial, cuáles fueron tus primeros acercamientos?
Fue en 1997. Yo pretendía estudiar Letras, pero estaba atorado con dos materias de la preparatoria y decidí hacer una pausa y buscarme un trabajo temporal. Era verano y un primo me trajo el anuncio de “Por temporada de texto solicitamos vendedor”. De modo que entre a la Casa del Libro, que se encontraba en Universidad y Churubusco. Era una librería enorme, recuerdo que al final del turno me dolían los pies de tanto recorrerla buscando los libros que me pedían las listas de los clientes. No entendía nada, Y sin embargo me encantó y me quedé para siempre en el medio de los libros, ya nunca estudié letras pero sí administración. Ahora estoy cumpliendo 23 años en la industria.
¿Cuáles son tus principales funciones en el sector editorial?
He tenido la fortuna de llevar una interesante trayectoria en áreas comerciales y logísticas: compras, ventas, marketing, distribución, importación y administración, tanto en editoriales como en librerías. Hoy en día soy Comprador en Librerías El Sótano, donde ya había trabajado 9 años en otra época. Mi función como comprador es abastecer a las librerías de los sellos o categorías a mi cargo.
¿Cómo influye tu trabajo en la vida social?
Mi trabajo es parte de una cadena de valor que hace posible que los libros lleguen a las manos de los lectores. Esa cadena viene desde el editor que decide publicar un libro, hasta el librero que lo exhibe o recomienda al visitante de la librería. Un comprador debe seleccionar de entre el universo de obras publicadas, el acervo que ha de alojar una librería en función de una serie de criterios cualitativos y cuantitativos, procurando que la oferta final sea la más adecuada a la librería en cuestión. Siempre hay muchas más obras que lectores, y más libros que librerías, así es que los libreros, y especialmente el comprador, es una especie de segundo editor. Le corresponde elegir y seleccionar lo que estará disponible y visible en la librería. Es una tarea que debe asumirse con responsabilidad, cariño y respeto por las obras, pues sí influye en el ecosistema del libro. Todo libro disponible en una librería tiene muchas más posibilidades de ser leído que uno que no está disponible.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?
Justo la tarea de seleccionar obras, sellos, autores y temáticas para ofrecerlas a potenciales lectores, para darle vida y calidad a una librería. No todo criterio debe ser económico, es decir, hay obras cuyo stock repones dada su rotación o importancia en ventas, pero hay muchas obras que simplemente deben estar para dar diversidad, calidad y vida a una librería, y para satisfacer a lectores exigentes. Finalmente, me encanta contribuir a que una nueva editorial se haga visible.
¿Por qué es importante que la gente conozca lo que haces?
Lo que importa y deben conocerse son las obras, sus autores o ilustradores. O un sello bien construido. Los libreros no es que tengamos que ser figuras conocidas, somos un mediador para que el encuentro entre el libro y lector ocurra.
¿Crees que las librerías, como espacios sociales, tienen que abrirse a algo más que la venta de libros?
Sí. Desde hace mucho ha venido ocurriendo que las librerías ofrecen café, otros productos para la venta y organizan eventos. Creo que sin duda eso genera atractivo y toda librería debería intentarlo en la medida de sus posibilidades
¿Qué es lo que enriquece la experiencia de la gente al entrar a una librería?
Principalmente una buena selección y oferta, un orden y acomodo que resulten cómodos y entendibles para moverse por la librería. En segundo lugar, pero de la mano, la presencia de buenos libreros que sepan servir, orientar y si el visitante lo desea, charlar. Charlar sobre libros es un gran placer.
Mucho se ha hablado de la extinción de las librerías independientes ante la pandemia, ¿a qué crees que se deba ese peligro?
Sin duda la falta de movimiento y operación comercial nos va a afectar a todos. Los negocios más pequeños, como las librerías independientes, son más frágiles ante la disminución de flujo de efectivo. Es una pena pues las librerías independientes son importantes en tanto que colaboran a la diversidad y también se caracterizan por una oferta editorial diferente al modelo de las cadenas. En realidad las librerías y las editoriales independientes siempre han vivido en condiciones de mayor reto y fragilidad. Menos volumen de venta deja menos ganancias, y sin recursos es complicado enfrentar un momento en el que de todos modos hay de gastos fijos, como nómina, renta de local y pago de servicios. Las leyes económicas y de mercado son implacables y no discriminan, de modo que esto es igual en cualquier industria o ramo comercial. SI la situación de COVID deviene en una crisis, tristemente veremos la desaparición de valiosos proyectos.
¿Qué es lo que el mundo editorial aprenderá de esta emergencia sanitaria?
Ojalá se repiense la edición y la producción. Creo que al menos un tiempo en el debate público los temas de interés estarán enfocados en la salud, la crisis del capitalismo, y todos los efectos de la pandemia en la vida social, laboral y privada. Desde hace mucho vivimos una sobre producción editorial, una avalancha permanente de novedades, parte de ellas de reducida o nula duración de vida, es decir, se editan muchas obras que terminan siendo intrascendentes, y otras que podrían serlo se ven sofocadas por la sobreproducción y el ciclo comercial de alta velocidad. Me gustaría que de esta crisis saliera un modelo de ecosistema editorial más sensato. Menos es más.
¿Cómo ha afectado el confinamiento en tu desempeño: has tenido más trabajo, perdiste estabilidad laboral, estás más inspirado, te envuelve la incertidumbre?
Ésta es la pregunta más complicada. Por fortuna hay trabajo, pero la incertidumbre de lo que puede llegar a ocurrir genera mucha inquietud y eso impacta en el estado de ánimo y en las capacidades para estar concentrado, mantener una rutina u horario y ser tan productivo como en la vida que conocemos. Esto es muy anormal, en todos los sentidos. Yo tengo días o semanas buenísimas y otras pésimas en las que siento que no funciono y eso además genera culpa. Estamos muy acostumbrados a sentirnos valiosos en función de la productividad. Creo que también eso debe cambiar.
¿A qué colega diseñador/editor/traductor/impresor admiras?
Admiro y aprecio mucho a Tomás Granados Salinas. Es de esas voces con un liderazgo moral e intelectual que más refrescan la conversación sobre los asuntos de la industria y claro, es un editor en el más riguroso sentido de la palabra. Tuve la fortuna de que compartiéramos una época en el FCE.
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