Por Luis Carlos Carabel
Estoy seguro de que ni por tu mente ni por la mía, querido lector, suele rondar el tema de la alfabetización, a menos que sea parte de tus intereses profesionales. En cuanto a mí, lo sé porque normalmente estoy consciente de mis ideas e intereses y soy muy sincero cuando digo que rara vez me preocupo por la forma en que aprendí a leer. En cuanto a ti, lo sé con certeza no sólo porque puedes leer esto que escribí hace algunas horas, sino porque algunas cosas me dicen que ya han pasado muchos años desde que comenzaste a leer.
Este texto no llegó a ti de manera fortuita a través de una revista o de un libro, sino que lo estás leyendo porque fue publicado en un sitio web. Esto implica que tienes un dispositivo con acceso a internet, además de una red social desde la cual te dirigiste a esta dirección electrónica. Además de eso, fue necesario un interés particular en los libros, y en específico los libros electrónicos, para que decidieras entrar al enlace y leer este artículo. Sospecho entonces que llevas más de 20 años leyendo tranquilamente (casi) cualquier texto que pasa por tus manos. ¿Por qué habrías de preocuparte por la alfabetización? De acuerdo con la Unesco, la tasa de alfabetización mundial está por encima del 85%, así que podemos decir que vamos bien, en general, aunque todavía mucha gente no sepa leer.
Sin embargo, la alfabetización digital es otra cosa muy distinta, y ése sí es un problema que debería preocuparnos día con día. La definición más sencilla de alfabetismo digital es “la habilidad de un individuo para realizar tareas efectivamente en un ambiente digital”. Por lo visto, tú y yo estamos bastante acostumbrados a los ambientes digitales, pero esto no ocurre con la mayoría de las personas. Para empezar, aunque 67% de la población mundial tiene un dispositivo móvil, sólo 59% tiene acceso a internet. Una gran parte de la población sigue estando fuera de internet, pero muchos de los que están dentro siguen siendo analfabetos digitales.
Aunque tú y yo no lo seamos, conocemos gente que es analfabeta digital y podemos identificarla sin problemas. Todos tenemos familiares que no entienden las redes sociales, que no saben descargar documentos, hacer compras por internet, pagar servicios en línea, editar una fotografía, navegar con el GPS e incluso hacer cosas “tan sencillas” como grabar un video, crear un álbum o descargar una aplicación. Todo esto es analfabetismo digital, y seguramente tú ya lo sabías, porque ya acordamos que nosotros estamos habituados a los ambientes digitales, ¿verdad?
Pero ¿qué me dices de los libros electrónicos? Seguramente estás leyendo esto desde tu celular, lo cual está muy bien. Pero si los libros también los lees desde tu celular, déjame decirte que no estás completamente alfabetizado digitalmente. Si descargas libros en pdf para leerlos desde una tableta o una computadora, querido lector, todavía te falta aprender a leer en digital.
Nadie debería hablar de la experiencia de los libros electrónicos sin haber sostenido un ebook reader y sin haber leído en él al menos un libro completo. Piensa en el momento en que aprendiste a leer: ¿te consideraste un lector cuando reconociste las letras en los ejercicios escolares, o sólo después de leer algunos cuantos libros en ediciones prestigiosas supiste que te gustaba leer?
En el caso de los libros electrónicos sucede lo mismo. No estaremos completamente acostumbrados a leer en digital hasta que no nos familiaricemos con los dispositivos especializados para ello. El primer lector de libros electrónicos salió a la venta en 1998, hace casi 23 años. Después de eso, el lector de libros electrónicos más popular hasta la fecha (Kindle, de Amazon) se comercializó en 2007, hace casi 14 años, pero todavía faltan muchos años más para que los ebook readers lleguen a todos los hogares.
Parece más una ocurrencia que una necesidad, pero podemos entender mejor lo indispensables que son los ebook readers para la lectura si los comparamos con otros dispositivos electrónicos. Por ejemplo, la televisión, que surgió como un medio de comunicación para entretener y para informar, en el último año ha tenido muchos problemas para convertirse en un medio de comunicación efectivo para la educación. De algo sirve tomar clases por televisión, pero todos estamos de acuerdo en que no es lo ideal.
Los celulares nos facilitan muchas tareas, y por medio de ellos podemos visualizar documentos electrónicos que algunos llaman libros, pero no pueden ofrecer la misma experiencia de lectura que un ebook reader. Quizás un aficionado a los videojuegos entienda mejor esto, pues en nada se comparan los juegos del celular con los de las consolas, e incluso hay debates entre los verdaderos gamers sobre si es mejor jugar en una PC o en una consola. Los melómanos reconocen la diferencia entre Spotify y un buen reproductor de música, y entre los audífonos del celular y unos profesionales.
Como lectores, también debemos pensar en esta cuestión. ¿El celular satisface nuestras necesidades de lectura? ¿El aparato con el que hacemos llamadas, vemos videos, contestamos correos, tomamos fotos, etc., nos sirve también para leer un libro de 100 páginas? Preguntémosles a nuestros ojos, y resecos nos dirán que no.
Si nosotros, que nos consideramos lectores, no nos preocupamos por tener la mejor experiencia de lectura en formatos digitales, si creemos que un archivo que logramos descargar es un ebook, ¿hasta cuándo los libros electrónicos llegarán a todos los hogares? Hay más de tres millones de libros electrónicos disponibles de manera gratuita y seguimos resistiéndonos a ellos. Tal vez lo que no nos gusta sea la pantalla del celular, de las tabletas y las computadoras, y quizá lo que nos hace falta es una pantalla de tinta electrónica que no canse nuestra vista, no sé… como la de cualquier lector de libros electrónicos.
El alfabetismo digital nos preocupará cada vez menos porque las siguientes generaciones serán nativas digitales, pero no deberíamos dejar que toda la actividad en internet se realice por medio de los celulares. Desde hace años, algunos gobiernos han invertido en tabletas y computadoras para que los alumnos accedan a una mejor educación, yo imagino una campaña de promoción de la lectura que invierta en ebook readers para que los alumnos (y la población en general) aprendan a leer libros electrónicos. Algún día, algún día.
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